lunes, 11 de julio de 2011

Liderazgo

Lee atentamente el siguiente testimonio del empresario Efraín Wong Lu, el cual salió publicado en el libro “Emprende Empresa” y responde las siguientes preguntas.
  1. ¿Crees que porque se trataba de una organización familiar fue más fácil liderarla? ¿En una empresa familiar es más fácil o más difícil llevar a cabo comunicación asertiva, empatía y apacidad de escucha? ¿Es más fácil o difícil trabajar por el bien común de la empresa familia?
  2. De todos los hermanos y parientes que menciona el Sr. Wong Lu, ¿a quién considera el Sr. Wong Lu como el líder de la empresa? ¿Estás de acuerdo o crees que otro miembro de la familia es en realidad el líder? ¿Por qué razones?
  3. ¿Qué habilidades sociales de las vistas en este capítulo evidencia Erasmo Wong en el relato del Sr. Wong Lu acerca de su relación con el hermano Eric Wong? ¿Qué habilidades sociales evidencia el Sr. Wong Lu de la historia que cuenta sobre la señora que reclama por un jamón descompuesto en otra tienda?
  4. ¿Qué opinas de la moraleja del pasaje del libro “El Arte de la Guerra” que el Sr. Wong Lu cita? ¿Cómo crees que se relaciona al presente capítulo? ¿Qué opinas sobre la frase de Sun Tzu “cuando usted delega el mando de este ejército en mí, ya no tiene poder sobre él”? ¿Cómo crees que se aplica a la actividad empresarial?
DE BODEGUEROS A TENDEROS: UNA MÍSTICA DE ATENCIÓN PERSONALIZADA
«...el éxito radica en existir y ser los líderes pese a las dificultades económicas que pasa el país, estar en el juego del mercado, estar luchando día a día. « «... a medida que uno se va diferenciando, va teniendo clientes cultivados, y cuando tú tienes un número determinado de clientes, tienes poder de negociación con tus proveedores.»
Efraín Wong Lu - Corporación E. Wong
Nuestro negocio se inicia en 1942, cuando mis padres abren una pequeña bodega en el distrito de San Isidro. Comenzó con una superficie de aproximadamente 60 metros cuadrados y con muy poco capital. Por entonces no habían más de 10 casas por los alrededores, sin embargo eran muy grandes y pertenecían a familias de alto nivel de consumo. Con el correr del tiempo esta urbanización, que hoy día se llama Orrantia, se fue poblando: se establecieron allí embajadas, residencias grandes de gente muy acomodada.
Fuente: Emprende EmpresaLa bodega creció en paralelo con el desarrollo de esta urbanización. Tanto es así, que para el año 1949, don Erasmo, mi padre, realiza la primera gran ampliación de la bodega a casi el doble de su superficie: 120 metros cuadrados. También decide acondicionarla con muebles especialmente diseñados. Para su fabricación contrata a un carpintero de origen italiano. Si ahora recorremos, los barrios antiguos de Lima, difícilmente encontraremos una bodega con muebles diseñados específicamente para sus fines. Los propietarios de estos negocios generalmente adquieren andamios, mostradores y demás mobiliarios, ya fabricados, y los adaptan a sus locales.
Desde esa época, la bodega tenía tres áreas bien definidas: los abarrotes, los embutidos y el bazar. Fueron las células de lo que hoy día son nuestras divisiones en los supermercados.
Todos los hijos nos educamos tras el mostrador. Nuestra primera obligación era estudiar, pues la principal preocupación de nuestros padres era que tuviéramos una profesión. Pero cuando no estábamos estudiando, nuestra obligación era ayudar en el negocio familiar.
Mi madre no dejaba de repetirnos que todos comíamos, nos vestíamos y teníamos nuestro techo, gracias a la bodega. Este negocio lo llevamos en la sangre. Tengo un recuerdo de niño, mi papá nos dejaba jugar en la calle con los amigos del barrio, pero tiempo después me llamaba: «Efraín, entra a la bodega, a ayudar.» 
Aunque sea a vender hilos, pero había que estar en el negocio familiar. Eso formó parte de nuestra educación. He leído que los niños que trabajan, cuando crecen, aprecian mucho mejor la vida, conocen mejor el valor de las cosas. Eso es lo que nos ha servido mucho: la formación en el trabajo familiar.
Pasaron los años, y cada uno de nosotros ya tenía su profesión, su propio negocio. Al menor de mis hermanos, Eric, mientras estudiaba economía en la Universidad de Lima a fines de la década del 70, le tocó decidir qué iba a hacer: o buscar un trabajo afuera, en un banco probablemente, como hacían la mayoría de los economistas, o quedarse en la bodega, porque cada uno de nosotros, los hermanos tuvimos, en su momento, la gestión de la bodega.
Eric decide bien. Decide quedarse con la bodega y su gestión coincide con la apertura de la importación de productos de consumo. No se olviden que veníamos de una época de gobierno militar, en que durante muchos años estuvo prohibido importar productos de consumo. Entonces, para esa época, Eric surte la bodega de productos importados: quesos de Holanda, embutidos importados, el Corn Flakes que hoy día es tan común y que durante años no se comía en Lima los productos Gerber, la comida para bebes, etc. Todo eso genera un gran flujo de clientes, de tal manera que se vuelve una gran bodega.
Paralelamente, nuestros hermanos mayores tenían granja, y ofertamos los pollos y huevos a precios de granja. Todo esto trajo consigo una gran afluencia de clientes, y llegó el momento en que había más clientes de los que podíamos atender. Llegamos a tener tres cajeras en una bodeguita, en la esquina de Dos de Mayo en San Isidro. Hoy día en Lima no hay bodega que tenga más de dos cajas, tal vez un mini market, pero no una bodega.
Para el año 82, más o menos, estábamos varios hermanos en la bodega, porque ya se había vuelto una gran bodega. Mi hermano Eduardo, y yo, ayudábamos a mi hermano Eric. Entonces nuestro hermano mayor, Erasmo, nos llevó a una casona vieja y abandonada en el óvalo Gutiérrez. Le preguntamos por qué nos había llevado allá y nos contestó: «Aquí vamos a abrir nuestra segunda tienda.» « ¿Cómo? ¿Con qué plata?» le replicamos.
Una de las cosas inteligentes que hizo nuestro hermano Erasmo, que es nuestro líder, fue hacernos ver que era positivo que Eric, al mando de una bodega grande, estuviera endeudado. ¿Por qué? El razonamiento es sencillo: este negocio, donde se trabaja con dinero del proveedor, trae mucho flujo de caja. Tú ves mucha plata todos los días, pero no es tu dinero; es plata del proveedor que te da crédito, y mientras vas vendiendo, tienes liquidez, pero es plata que no se puede gastar.
Erasmo tenía clara esa situación, y temiendo que por su juventud mi hermano Eric, que por entonces tenía 22 años, le diera la tentación de comprarse un carro o gastar ese dinero, decide endeudar a la bodega. Así lo indujo a que comprara vitrinas de refrigeración nuevas e hiciera remodelaciones. De esa manera lo mantenía siempre con el agua financiera hasta el cuello, siempre endeudado, siempre en el límite, de tal manera que no tuviera la tentación de gastar el dinero de los proveedores y, más bien, reinvirtiera las utilidades.
Hoy en día, esa es una de nuestras políticas: reinvertir todas nuestras utilidades en el negocio. Ninguno de los hermanos Wong por ejemplo, posee una casa propia. ¿Por qué? Porque pensamos que es una mala inversión. Imagínense, cien mil dólares en una casa, y nosotros sentados sobre ese dinero, cien mil dólares allí durmiendo. En cambio, esos cien mil dólares invertidos en el negocio, con la cantidad de vueltas que da, me va a producir mucho más dinero que la propiedad de una casa. Esa es una decisión que hemos tomado.
Retornemos la bodega del óvalo Gutiérrez. Decidimos que era el sitio más adecuado para hacer esa tienda, después de haber visto siete terrenos en distintos lugares de Lima. Esta casona vieja pertenecía a la familia Martinto. Anteriormente allí había funcionado la Facultad de Sicología de la Universidad San Martín de Porres, también allí había funcionado el restaurante Sevilla de comida española y fue, si mal no recuerdo, en algún momento, un mercado de pulgas. Nadie le daba la importancia a esa casona pero nosotros decidimos establecer allí nuestra segunda tienda. ¿Pero con qué plata?, nos preguntamos.
Nuestro padre, que a los 90 años vive sano y lúcido felizmente, nos dio como herencia algo muy valioso, una de las cosas más importantes que puede tener cualquier negocio: nos dejó un crédito impecable, el prestigio de buenos pagadores, la credibilidad de todos sus proveedores y banqueros. Entonces aquí tuvimos una gran lección, la de cuidar el crédito, algo que hizo mi padre toda su vida y que nos sirvió de mucho. Así fue que, cuando a mi hermano Erasmo le hicimos la pregunta: «¿y con qué plata?» nos respondió simplemente: «Con el crédito de papá.»
Entonces cada uno de los hermanos nos dividimos para visitar a nuestros proveedores y decirles que pensábamos abrir nuestra segunda tienda. Les explicamos que requeríamos crédito, que si en la bodega de Dos de Mayo nos daban mil soles de crédito entonces, esta vez, nos dieran dos mil soles para abrir la segunda tienda. La gran mayoría de nuestros proveedores nos apoyó, y hoy día eso forma otra de nuestras políticas: considerar a nuestros proveedores como socios estratégicos que forman parte de nuestro negocio. Nuestro negocio no podría existir sin proveedores. Gracias al apoyo de ellos pudimos abrir esta segunda tienda.
Pero hicimos varias cosas más. Al principio el local era una casona modificada, aún no éramos supermercado ¿Qué hicimos para hacerla una gran tienda? Pues hicimos un estudio acucioso de mercado siguiendo nuestros criterios sobre cuáles eran las necesidades de nuestros clientes. Considerábamos que había dos aspectos que eran exitosos en la bodega de Dos de Mayo: 1. El gran surtido de productos importados para satisfacer la demanda del cliente de San Isidro y Miraflores y 2. El servicio personalizado y de excelencia.
Algo que sí teníamos en la bodega de Dos de Mayo, era el servicio personalizado. Uno conoce a sus clientes porque son del barrio, uno los ve casi todos los días, los clientes se sienten acogidos, se sienten familiarizados con su bodega, y esa familiaridad en el trato la trasladamos a nuestra tienda grande del óvalo Gutiérrez.
Paralelamente, ampliamos la bodega inicial de Dos de Mayo, comprando casas vecinas. La casa donde vivíamos también la convertimos en tienda. Tanto es así que hoy día voy a E.Wong de Dos de Mayo, y les digo a los colaboradores: aquí era mi dormitorio, así que tengan ordenado el almacén. Ya que nuestra casa la convertimos también en parte de la tienda.
Las cuatro áreas que teníamos bien definidas en Dos de Mayo eran: abarrotes, embutidos y perecibles, licorería y bazar. Trasladamos esa compartimentalización a la tienda del óvalo Gutiérrez. Hicimos la licorería muy bonita; por otro lado se hizo una parte para las aceitunas, la carne, los embutidos; los abarrotes se establecieron como autoservicio. Y el bazar. Hicimos una cosa que no se había hecho durante muchos años acá en Lima, que creo que es una de las razones por las que tuvimos gran acogida. Un día antes de la apertura de la tienda del óvalo Gutiérrez, convocamos a nuestros vecinos, al gran público, los invitamos por periódico a una gran quema de fuegos artificiales en el óvalo Gutiérrez. Fue un acontecimiento que no se veía en muchos años en Lima. Tanto así, que al día siguiente, cuando abrimos la tienda, había un tumulto de clientes. Querían ver qué estaban haciendo estos chinos locos, por qué habían quemado tantos fuegos artificiales, ver qué pasaba en esa tienda. Fue un éxito rotundo e inmediato.
Les voy a contar algo más de esta tienda. ¿Se acuerdan que les decía que no teníamos plata?. Sólo teníamos mercadería. Pero no solamente con mercadería puedes abrir una tienda, tienes que comprar infraestructura, muebles, tienes que tumbar paredes, rehabilitar, pintar, decorar. Entonces se hizo todo eso.
Cuando ahora van a E.Wong o Metro, verán que nuestras tiendas cuentan con check outs, ese mueble donde va la faja que transporta la mercadería hacia la caja. Los check outs que hay hoy día en nuestras tiendas son marca Tyler: podría decirse que son Mercedes Benz en materia de check outs. Los check outs con los que comenzamos en la tienda del óvalo Gutiérrez, eran de estos muebles Dexion: ángulos ranurados grises que se arman como un mecano. Con éstos armamos cuatro cajas. Luego, para que los check outs se vieran bien, los forramos con papel lustre naranja. Hoy día es otra cosa.
Así fue mejorando el negocio. En el año 1983 fue que abrimos la tienda del óvalo Gutiérrez. En 1985 tuvimos la oportunidad de arrendar dos tiendas más del fenecido Epsa. Una era la tienda de Benavides con República de Panamá, y la otra en el Centro Comercial Aurora.
Al principio éramos una bodeguita, éramos bodegueros. Después, en 1983 nos convertimos en grandes tenderos, porque teníamos dos tiendas. Nuestras dimensiones habían crecido como en 1000%. Después de grandes tenderos, pasamos a ser una cadena de supermercados, porque los dos supermercados que fueron adquiridos a Epsa en 1985, los convertimos en dos tiendas Wong que fueron abiertas simultáneamente en el distrito de Miraflores.
Aquí se produjo todo un cambio. Definimos nuestro negocio: no queríamos ser autoservicios, sino grandes tiendas. Por eso las llamamos Tiendas E.Wong y no Supermercados E.Wong. Queríamos seguir teniendo un servicio personalizado. Después de 1985, durante cinco años, no abrimos más tiendas debido a la hiperinflación. En 1990 abrimos nuestra quinta tienda. En el año 92 se nos presenta una nueva gran oportunidad: Cierra la cadena Galax y Todos.
Pudimos comprar esos locales y crecer sustancialmente. Para entonces, también, ya habían desaparecido Monterrey, Tía y Scala. Así, pasamos a tener 10 tiendas E.Wong. El año 1993 marca un nuevo hito en nuestro desarrollo. Los militares nos invitan a que les alquilemos el bazar de Chorrillos debido a que, aparentemente, no pudieron hacerlo rentable. El problema era que querían que tomemos todas sus instalaciones, que además del supermercado, incluía la tienda por departamentos.
Eran tremendas instalaciones, de cerca de 120 mil metros cuadrados. Aceptamos el reto, tomamos todo el local, e hicimos lo que pareció una locura. Estábamos por construir una nueva tienda, teníamos todo el material listo, pero hicimos un giro de timón y nos dedicamos a esta tienda de Chorrillos. Unificamos los dos edificios, la tienda de departamentos y el supermercado.
Construimos cerca de 1,500 metros cuadrados, prácticamente un supermercado, y nos salió un monstruo: Salió el primer Metro. Para entonces, todavía no teníamos el panorama claro. Estuvimos probando, equivocándonos, experimentando. Hasta que recién en 1995 decidimos establecer el formato de hipermercado, después de haber tenido pérdidas durante casi dos años consecutivos en ese local. Hicimos camino al andar. Así, ese mismo año abrimos nuestro segundo hipermercado, el de Breña, con un relanzamiento del concepto, basados en que, en 1995, recién alzó vuelo la tienda de Chorrillos, y comenzamos a tener utilidades. El concepto estaba logrado. Hoy, después de tanto trabajar, desde el 83 veintiún años trabajando tenemos once tiendas E.Wong, nueve hipermercados Metro, siete supermercados Metro y estamos en camino de abrir este año tres locales más.
Acuérdense que mi padre abrió una pequeña bodega de 60 metros cuadrados, y hoy tenemos más de 130,000 metros cuadrados de piso de tienda en conjunto, cerca de 8,000 colaboradores, más de un millón de clientes a la semana y sólo el año pasado invertimos cerca de 500 millones de soles.
Aquí quiero hacer hincapié en un tema. Dicen que somos exitosos, pero yo procuro ver esto con mucha modestia. En todo caso, el éxito radica en existir y ser los líderes pese a las dificultades económicas que pasa el país, estar en el juego del mercado, estar luchando día a día. Porque para nosotros, tener un negocio es una constante lucha.
Cuando hay reclamos o malestar de nuestros clientes en las tiendas, procuramos solucionarlos de inmediato, de desagraviarlos. Dicen que el cliente tiene la razón, y si no tiene la razón, nosotros se la damos. Ahora ocurre que también hay clientes irracionales. He atendido pataletas en las cajas, y en casos como esos, procuramos satisfacer sus pedidos dentro de límites razonables.
Aún si cuestan caro, porque sale más caro que los demás clientes observen y comenten: «¡Qué le estarán haciendo a esta pobre señora, la han sacado de sus cabales!» Eso me sale más caro. Por eso, aunque no tengan la razón, siempre tendrán la razón. Y miren a esta señora que reclama por un cuarto de kilo de jamón, le doy la razón, soluciono el problema y estoy enganchándola como cliente fiel. Ella no va a cambiar. Miren otro caso. Imagínense que viene una señora que compró un jamón descompuesto de la competencia, y viene para que se lo cambie, a E.Wong. ¿Qué hacemos?, ¿rechazamos su injusto reclamo?
El razonamiento es bien sencillo. Se lo cambio. ¿Saben por qué se lo cambio? Si esta señora sin haber comprado en E.Wong viene a reclamar algo que no nos compró, deduzco que en la competencia no la atendieron. Luego vino a la tienda a ver si es que puedo resolverle su problema. Nosotros, a pesar de estar seguros que no le vendimos esa mercadería, se la cambiamos. Porque sabemos, que en la tienda de la competencia, se habrá peleado con el aduanero, la cajera, el despachador, el gerente. Con todo el mundo.
¿Pero por qué lo hacemos? El razonamiento es económico. Por 10 soles compramos un cliente para toda una vida. Si ella compra mensualmente 500 soles, en 30 años nos habrá comprado 180 mil soles; y si su promedio de compra es de 2000 soles por mes, en los mismos 30 años nos comprará 720 mil soles. Vino a E.Wong o a Metro y le atendimos con los brazos abiertos y le cambiamos el jamón, porque sabemos que esa señora definitivamente va a regresar a comprar. Lo que buscamos es tener clientes de por vida. 
Queremos que nos acompañen por muchos años, por eso los engreímos, los cultivamos, le damos el mejor servicio posible. Superamos su propias expectativas, la política es siempre dar más de lo que el cliente espera, tratamos de sorprenderlo positivamente, de eso se trata, porque no es solamente una cuestión de precios.
El secreto no es sólo precios bajos. La tendencia de los negocios es comenzar a competir con precios bajos. Pensamos que la solución de dar precios bajos a la poca rotación no es suficiente. Ya que frente a una estrategia de precios bajos, si mi competidor bajó un sol, yo bajo un sol diez, entonces él baja un sol veinte y yo debo bajar un sol treinta, y nos entablamos en una guerra de precios absurda y suicida. Así nadie gana, y al final quebramos todos.
Se trata entonces de dar calidad a precio justo, luego de diferenciarnos por una serie de pequeños detalles. Por ejemplo, una forma en que nosotros nos diferenciamos en nuestros inicios, era no cobrar la bolsa. Por entonces, en los supermercados cobraban por la bolsa, causando disgustos al cliente. La ganancia, es el premio que tiene todo empresario por su buena gestión. No se trata de ser una beneficencia pública, o de regalar las cosas, sino de cobrar el costo de la bolsa en el precio del producto y no de forma tan burda, tan rústica y hasta ofensiva de cobrarla en la caja. También ayudamos al cliente a llevar sus compras hasta su vehículo. Nuestros colaboradores no reciben propina, porque están convencidos y mentalizados que ayudar al cliente es parte de su trabajo; y así, una serie de cosas más.
Cientos de pequeños detalles que nos han ido diferenciando. En la medida que uno se diferencia cultiva más cantidad de clientes, y cuando tiene un número determinado de clientes, tiene poder de negociación con sus proveedores. Así es: cuando uno es pequeño los proveedores no le hacen mucho caso, pero cuando uno vende más, puede negociar mejor con los proveedores a favor de los propios clientes. Con una masa crítica de clientes, se negocian mejores precios: se pueden bajar sin enfrascarse en una guerra de precios.
Texto extraído del libro "Emprende Empresa" publicado por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo y la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos, 2004.







sábado, 12 de marzo de 2011

Caso: Historia de una aventura

La vida le jugó más de una mala pasada a Marino Pareja. Pero con paciencia y espero en su trabajo, supo torear las vallas. Hoy es dueño de la Pastelería Cosmos que produce diariamente ocho mil panes y 60 tortas.

El terrorismo dejo marcas imborrables en los peruanos. Pero fueron los pobladores de Ayacucho los que vivieron de cerca la demencia terrorista. Uno de ellos fue Marino Pareja Quispe (39).

Pero la violencia terrorista extendía sus tentáculos. En 1990, migra a Lima con su familia. Hace de todo para agenciarse dinero. Vende caramelos y chocolates. Y en una de sus tantas travesías visita a su primo que vivía en Villa El Salvador.

"Vi en un rincón un horno a gas, entonces le dije a mi primo: por qué no hacemos pan". Marino trataba de buscar algo más estable. Él pese a los contratiempos económicos, guardó S/. 300.

"Pensé que era fácil. Pero así empezó la aventura de mi vida". Observo como se hacían los panes. Tiempo después, el exceso de alcohol le jugó una mala pasada a su primo. "Fracasamos tres veces, pero yo seguía". La perseverancia rindió frutos, pero tuvo que dejar el negocio. "Mi primo tomo el control del negocio".

A Marino no le importó, pues él dice que se llevó lo más importante: conocimientos. Juntos a sus hermanos armó un horno a ladrillos. Todo iba bien, pero las discusiones eran cada vez más fuertes.

Cuando aún estaban en proceso de crecimiento, trabajaban a brazo partido, tanto que tuvieron dos panaderías y un minimarket. "Me dio pena dejar mi esfuerzo", sus hermanos se hicieron cargo de los negocios y él empezó el suyo. Ahora no solo tenía conocimientos. Se hizo de contactos con proveedores, entre ellos Alicorp, que lo ayuda a capacitarse.

En esta nueva etapa empezó con US$6,000 y con el tiempo cuenta con maquinaria de pastelería valorizada en US$45,000. Ya no está solo. Hay bajo su mando 18 personas. A diario elabora cerca de ocho mil panes y 60 tortas.

Marino quiere que su pastelería Cosmos se consolide "Quiero que las personas que trabajan conmigo sepan atender a las personas y a amar lo que hacen"
 
Fuente: Diario Gestión, sección "Si se puede"
Después de haber leído el caso de éxito de Marino Pareja y su pastelería Cosmos publicado en la sección Agenda Personal del diario Gestión, responder las siguientes preguntas:
  1. ¿Qué características de Marino lo convierten en un emprendedor?
  2. ¿Cuál de las características de Marino crees que fue crucial para que su negocio sea exitoso?
  3. Respecto a las características empresariales desarrolladas en el libro de texto, ¿Cuáles crees que tiene Marino y cuál crees que fue crucial para el éxito de su negocio? ¿Por qué?
  4. ¿Qué características empresariales crees que podría desarrollar? ¿Por qué?
  5. Menciona aquella parte del texto en que se evidencia la perseverancia de Marino.
  6. ¿En qué momento del texto se muestra la búsqueda de oportunidades?

Caso: Cebollas

Lee atentamente el siguiente testimonio del empresario Fortunato Márquez, el cual salió publicado en el libro "Rostros del Comercio Exterior" y responde las siguientes preguntas.
  1. ¿Dirías que el señor Márquez es emprendedor? ¿Se podría considerar como un pionero?
  2. Basado en lo que cuenta con respecto a su vida, ¿cuál dirías que es la actitud del señor Márquez con respecto al riesgo y a la incertidumbre? ¿Le ha resultado provechosa dicha actitud?
  3. De lo que puedes leer en el texto, ¿qué tan importante crees que consiera el señor Márquez el estar siempre informado? ¿En qué momentos del texto se evidencia esto? ¿Qué tan importante para su éxito crees que ha sido?
  4. Perfil del empresarioRepasa las características empresariales. ¿Cuáles dirías tú que el señor Márquez tiene y ciáles le recomendarías desarrollar? ¿Cuáles consideras que fueron cruciales para su éxito?
  5. Repasa los rasgos empresariales recomendados por el Consejo Nacional de Educación Económica de los Estados Unidos. ¿En qué nivel dirías tú que el señor Márquez tiene cada rasgo? ¿Cuáles consideras que fueron cruciales para su éxito?

ALIMENTO MILENARIO
Su instinto natural para los negocios lo guió hacia el verdadero camino del éxito: la exportación a gran escala a Estados Unidos y Europa. Su crecimiento no se detiene.
A diferencia de lo que ocurre al común de los mortales, la cebolla no hace llorar a Fortunato Márquez. Al contrario, sobre esta hortaliza milenaria –se dice que su historia se remonta a 3,500 años de antigüedad –este personaje ha construido un negocio que lo ha convertido en el “Rey de la cebolla”, y así se le conoce en el agro nacional. Auténtico miloficios de nuestros días. Fortunato ha probado suerte como ambulante, vendedor de abarrotes e inversionista en la Bolsa de Valores. Pero fue con la agroindustria en donde logró echar raíces para hacer crecer una historia de prosperidad.
Fortunato Márquez.

Fuente: Rostros del Comercio ExteriorNací en Ancash, en pleno Callejón de Conchudos. Mi familia era muy pobre, así que mi padre decidió enviarme muy joven a Lima para que aprendiera una profesión. Ni bien llegué a la capital encontré trabajo en una fábrica de bicicletas. Después me dediqué a vender tomates y frutas en una esquina del Mercado Central de Lima. Eso fue en el año 75. Me di cuenta que el negocio estaba en los abarrotes. Con mis pocos ahorros compré un espacio en el mercado de Canto Grande, donde vendía azúcar, arroz y todo tipo de abarrotes. Al mismo tiempo, estudiaba administración en un instituto en el centro de Lima. Estuve hasta tercer ciclo. Allí aprendí cómo abrir una bodega, cómo tramitar una licencia municipal, en qué podía invertir. También aprendí que era mejor llevar las compras a los domicilios de mis caseras, así me preferían. Ahora eso se llama delivery. Al poco tiempo pude comenzar a vender al por mayor. Como siempre estaba ahorrando, junté capital y pude comprar un terreno grande en una esquina del mercado de Canto Grande, con la idea de hacer un gran almacén y vender abarrotes al por mayor.
Le puse su techo de calamina y un rótulo que decía “Súper Market – Mayorista”. Como el negocio creció pude contratar a mis paisanos que también migraban a Lima. En 1987 ingresé a la Universidad Federico Villarreal para estudiar administración de empresas. Por esa época me animé a invertir en la Bolsa de Valores. Con las ganancias me compré otro terreno en Canto Grande. Allí puse una pollería y tres farmacias. Luego abrí cuatro locales más en el centro de Lima y un hostal en Canto Grande. Así diversifiqué mis inversiones. De la ciudad al campo.


Una noche vi en un programa de televisión que Chavimochic era una buena alternativa para la agroexportación. Al día siguiente compré mis bases y me asesoré con un economista para participar en una subasta. Me adjudiqué 57 hectáreas para sembrar espárragos. Vendí todas las propiedades que tenía en Lima, incluyendo mi casa, para desarrollar el negocio. Pude reunir cerca de 250 mil dólares.
Fuente: Rostros del Comercio ExteriorComo el espárrago tenía un precio internacional estable desde hacía 10 años, opté por sembrar ese cultivo. Antes instalé mis equipos de riego por goteo y preparé el terreno. La primera cosecha fue buena; en la segunda perdimos dinero porque el precio del espárrago cayó de 7 a 2.80 dólares. China había ingresado a los mercados internacionales con un espárrago verde de bajo precio.
Todos en Chavimochic perdimos. Me asesoré y decidí cambiar el espárrago fresco por el blanco. Fue un éxito porque el precio de este cultivo era bueno. La lección del espárrago me enseñó que tenía que diversificar. Sabía que el consumo de alcachofa, espárrago verde, cebolla y otros productos había logrado aceptación en Europa.
Elegí la cebolla porque supe que en los meses de agosto, setiembre, octubre y parte de noviembre, los agricultores de México, Costa Rica y Chile – que abastecen al mercado internacional – no tienen cosecha y se eleva el precio en Estados Unidos y Europa.
Planifiqué mi siembra para que mis cosechas de cebolla se inicien en agosto y así lograr que la venta me favorezca. Lo hice y ahora cosecho cebolla en los meses que otros países no pueden producir. Reuní un equipo de ingenieros agrónomos que lograron clonaciones de cultivos de cebolla roja y amarilla. Ahora, nuestra producción en cada campaña es de 60 toneladas métricas por hectárea. Exporto a Estados Unidos, España, Ecuador, Colombia y Venezuela.

La cebolla es la hortaliza de mayor importancia económica mundial después del tomate. Se utiliza como alimento, condimento y hasta como medicina. La demanda mundial por este producto presenta una tendencia creciente. Nuestra perspectiva a corto y largo plazo es tener nuestra propia marca para comercializar nuestros productos en el mundo. Ahora tengo 133 hectáreas más. La mayor parte está destinada a cultivar cebolla, pero mantengo un área para los espárragos.
He tenido que implementar tecnología de riego para elevar la productividad y, de esta manera, reducir mis costos, porque en la agricultura se tiene que usar tecnologías modernas, investigar mercados y contar con equipos para tener una agricultura igual o mejor que la europea o americana.
Con los bancos no tengo problemas, todos confían en mis productos. He logrado hacer una maestría en Producción Agrícola. Planifico mi trabajo, hago estudios de mis cultivos y mercados. Es importante que el propio empresario conozca lo que produce y que está en el campo todos los días. Ahora me dicen “El Rey de la Cebolla”. Es que en el Valle de Virú hemos superado la producción de Arequipa. En mi fundo producimos una variedad de cebollas que hemos logrado obtener después de varios injertos y que ahora tiene buena aceptación en los mercados de Estados Unidos y Europa.
Texto extraído de la revista "Rostros del Comercio Exterior" publicada por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, enero 2005.

Caso: Muebles Maldonado

Lee atentamente el siguiente testimonio del empresario Encarnación Maldonado Luyo, el cual salió publicado en el libro "Emprende Empresa" y responde las siguientes preguntas. Envìa tu respuesta al correo jovi18966@gmail.com.
  1. Considerando lo que el Sr. Maldonado cuenta con respecto a su vida, ¿a partir de qué momento dirías que es un empresario? ¿Por qué?
  2. ¿Qué servicio le está brindando la empresa del Sr. Maldonado a la sociedad? ¿Es la sociedad ligeramente mejor porque dicha empresa existe? ¿Cómo afecta a la sociedad?
  3. A lo largo de lo que cuenta el Sr. Maldonado cuáles son las fortalezas y las debilidades de su empresa, así como las oportunidades que ha tenido y las amenazas que tiene.

SI GANAS EL ÉXITO, DISFRÚTALO, SI TE TOCA PERDER, AFRÓNTALO
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Encarnación Maldonado Luyo – Muebles Maldonado
La historia de superación de Encarnación Maldonado comienza hace muchos años atrás. Llegó de su pueblo natal San Juan de Zúñiga, Cañete, a los 16 años de edad. Deseaba buscar una nueva aventura, encontrar mejores horizontes para forjarse un futuro. Siempre oía comentar mucho sobre la capital pero no la conocía. Entonces le pidió a su padre que lo llevara para visitarla pero sin la intención de quedarse.
Un 8 de diciembre su padre le dijo para ir a Lima. Se alistó con la algarabía propia de un muchacho contento. Media hora antes de partir, al abordar el ómnibus a Lima, su padre le dio la noticia que ya tenía trabajo estable para él en Lima: lo había encontrado por intermedio de unos familiares. En ese mismo momento, desistió de viajar.
Sus padres le hablaron, le dijeron muchas cosas. Era una familia de una condición muy humilde, pasaban muchas necesidades y buscaban una oportunidad para él. Lo convencieron a medias y, a regañadientes, tomó el bus para Lima. En el transcurso del camino de San Vicente de Cañete a Lima, comenzó a analizar todas las palabras que sus padres le expusieron.
En Lima comenzó a trabajar en la avenida Luna Pizarro en La Victoria. Tuvo que dejar ese trabajo por motivos de salud y se fue a vivir a la casa de un pariente. Maldonado es una persona que siempre se ha considerado líder, con deseos de superación. Desde muy joven le gustaba salir adelante y no se sentía bien comiendo ahí prácticamente gratis. Entonces comenzó a trabajar: vendió escobas y mazamorra. Tenía que buscárselas en beneficio de su familia.
Así siguió por un tiempo, hasta que se inició en la carpintería de un tío para hacer acabados. Un amigo maestro, le dio la oportunidad de practicar en otros muebles y a la semana ya se forjaba como todo un maestro, dado que aprendió muy rápido la labor de acabado. A los quince días una señora, que mandaba a pintar a la carpintería sus muebles para el acabado, lo encontró trabajando, y le aconsejó: “Maldonadito, ¿por qué no trabajas solo? Me doy cuenta que tú estás haciendo todo el trabajo.” Él le dijo: “Señora, no tengo maquinaria, no tengo dinero, no tengo nada.”

Ella le contestó: “No te preocupes, hazlo con lo que puedas, la próxima semana vamos a comprarte un pequeño compresor, y lo que sea necesario, para el trabajo de acabado.”Así fue como se inició de la nada y empezó a forjarse poco a poco un futuro. Utilizaba poco la compresora: aprendió a hacer acabados para diferentes tipos de muebles de manera manual y quedaban mucho mejor que con la maquinaria. Se vio obligado a buscar ayudantes para seguir trabajando. A los dos años, tenía un pequeño taller con quince colaboradores. Brindaban servicio de acabados a distintos clientes que siempre volvían a requerir su servicio porque se esmeraban en dar un acabado especial para la satisfacción de cada uno. El único capital que tenía fue la enseñanza que le transmitieron sus padres. Las palabras de sus padres a su partida, todas las virtudes, las enseñanzas, fue lo que lo hizo salir adelante.
El talento que tiene está en la creatividad y la destreza de sus manos. Habilidad y creatividad aplicada a los diseños y estilos. Siempre le gustó buscar, crear y generar su propio diseño, su propio estilo, para tratar de salir adelante. Es un hombre que no tuvo la oportunidad de pisar un instituto, una academia o una universidad. Solamente estudió la primaria, en una escuela rural de su tierra. Cuando fue a Lima, trató de estudiar de noche. Sin embargo la obligación que tenía con sus hermanos no se lo permitió. Se dedicó a trabajar solamente para ayudar a sus hermanos y a su familia.
El éxito de su negocio se basa en muchas horas de esfuerzo y sacrificio. A los 25 años, había conseguido formar un taller en el distrito de San Luis pero, por una mala administración, tuvo un duro traspiés que lo hizo perderlo todo. Nunca tuvo una capacitación profesional para poder administrar su negocio.

Maldonado agradece el apoyo que siempre he tenido de su esposa en los buenos y en los malos momentos de su vida. Justamente en el año que se casaron fue que perdió todo el negocio. Les tocó vivir tiempos de dura crisis económica. Tuvo que vivir 5 largos años sin saber dónde centralizarse. Buscó una y otra alternativa, pero no la encontraba. Llegó a alquilar cuartos, pero siempre lo sacaban, porque no le alcanzaba para cubrir la renta.
Pero llegó un día en que pensó que si una vez lo hizo y lo tuvo, lo podía hacer de nuevo. Con esta idea en la cabeza se propuso buscar, nuevamente cómo generar una empresa. Para Maldonado, la innovación y la creatividad llevan al camino de la excelencia. Llegó a Villa El Salvador, a la casa de unos amigos, sin plata, pero con muchos deseos de salir adelante. Había llegado con 20 soles en el bolsillo y sin ninguna herramienta. Un primo suyo le alquiló su local y sus herramientas. Así empezó, desarrollando nuevos modelos de sillas y mesas. Hizo cuatro modelos especiales que llevó al distrito de Surquillo a ofrecerlos a una clienta. A ella le gustaron y le dijo: “¿Por qué no me has traído más?” “Señora, la verdad es que no tengo dinero con qué fabricar más” – le confesó. Ante su sinceridad la señora le propuso: “No te preocupes, hazme 18 sillas, te voy a pagar la mitad por adelantado, y el resto cuando me las entregues.” Esta es otra de las partes básicas del éxito de un empresario: hablar siempre con la verdad.
Volvió nuevamente a impulsarse y a motivarse, volvió a hacer sus propios modelos, nuevos estilos y generar sus propios diseños. Siempre ha tenido la estrategia de no ofrecer jamás los mismos diseños a dos o tres distribuidores: creaba un modelo para cada distribuidor. De esta manera cada uno vendía sus modelos exclusivos. Fue creciendo bajo esta estrategia y llegó a tener la oportunidad de vender en todos los distritos de la capital. Por otra parte siempre buscó la materia prima de primera calidad, para que de esa manera el público se sienta contento, regrese y los recomiende a otros.

Actualmente, cuenta con una planta en Villa El Salvador. Quizás no trabaja con tecnología de punta, pero sí hace muchos esfuerzos para tratar de salir adelante. Uno de sus primeros objetivos es la innovación en maquinarias para llegar a tener una gran planta en el Parque Industrial. En el Parque Industrial, además, tienen cuatro tiendas como puntos de venta. En una de ellas se encuentra la tienda principal.Su objetivo a mediano plazo, es entrar al mercado exportador. Para eso se están preparando, equipando su planta con moderna maquinaria.
Es consciente de que para entrar al mercado extranjero debe unirse con varios para formar una corporación. Es la manera de entrar a competir al mercado internacional que es muy exigente.
Muebles Maldonado está dividido en dos áreas: área de producción y área comercial. El área de producción es desde donde siempre está buscando la innovación: la forma de crear nuevos modelos e introducir nueva materia prima, para estar acorde con las exigencias del mercado. Una de las formas de trabajo son las reuniones de aprendizaje que hacen cada quince días, o una vez al mes. En estas reuniones, con todo el personal que trabaja, buscan nuevas alternativas, para mejorar sus productos.
Maldonado recomienda que si uno gana el éxito, hay que disfrutarlo y si toca perder, hay que saber afrontarlo. Es la única manera de superar lo perdido.
Texto extraído del libro "Emprende Empresa" publicado por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo y la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos, 2004.